lunes, 4 de enero de 2010

Segunda madre

Había amanecido fresco, pero con el correr de las horas la temperatura iba aumentando, ya no aguantaba más el saquito que tenía puesto debajo del guardapolvo. No podía esperar al recreo para sacármelo. Así que con gran maestría comencé a desabrocharme uno a uno cada botón.
Mis niños seguían trabajando en sus cuadernos, y yo seguía luchando para librarme del abrigo que me sofocaba en esa tarde primaveral.
Cuando mi tarea estaba casi finalizada, fui quitándome las mangas del saco hasta lograr por fin, deshacerme de él con sólo un tirón. En ese momento escuché un grito en medio del salón...:-¡ Mi mamá hace lo mismo pero con el corpiño!

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