En aquella oportunidad les propuse a mis alumnos de 3° grado reconocer que tenían muchos motivos para ser felices. Por eso cada uno de ellos iniciaría, a partir de ese día cada jornada escolar completando la frase"A mí me hace feliz..."
Realmente resultó un ejercicio gratificante. Ese grupo de chicos de 8 años me demostró que para ser feliz, basta con sentirlo...
A ellos los hacía felices:
- Comer helado de chocolate y crema.
- Subir al árbol del patio de la casa de la abuela.
- Tomar la leche en la cama.
- Cumplir años.
- Que sea Navidad.
- Jugar con un amigo.
- Que el papá lo ponga piernas para arriba.
- Caminar sobre la arena.
- Que haga calor.
- Que un perro se quede dormido sobre sus rodillas.
Y a mí me hace feliz, ver un arcoiris, sentir el olor del mar, ver los ojos de quienes quiero y sobre todo, contar historias.
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