No es fácil decir adiós. Sobre todo cuando ese adiós es una despedida sin retorno. Una mudanza para siempre, unas vacaciones eternas. Con valijas de recuerdos, con recuerdos entremezclados y con mezclas de caras nombres y fechas.
No es fácil para los que nos quedamos llorando, moqueando discursos, guardando momentos compartidos, nostalgeando por anticipado.
No es fácil para los que nos ven de afuera, sin entender de que se trata... esto de jubilarse para un docente.
martes, 31 de mayo de 2011
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